miércoles, agosto 14, 2019

Ritual

 

Eran las once de la noche, la luna no brillaba esa noche, en la mitad del monte no se veía nada, solo sombras y más sombras, se escuchaba algún pájaro, el movimiento de las hojas y ruidos lejanos, Sandra no tenía idea de que estaba haciendo allí, estaba intentando explicarse donde estaba y como salir de allí, totalmente aterrada de imaginarse todo lo que podría pasar, no sabía si lo mejor era encontrarse a alguien o no, el miedo la invadía, pero tenía que moverse, quedarse quieta era lo peor que podía pasarle, intentaba caminar con las manos al frente y pasos pequeños para no tropezar con nada, así siguió por varias horas, subiendo una pendiente, hasta que por fin escucho un motor a lo lejos, supo que esa era la tura, vio una lejana luz a su derecha y hacia allí emprendió su camino, alrededor de 30 minutos después encontró lo que parecía un camino, ahora tenía que decidir para que lado andar o si lo mejor era esperar, recordó que la luz se movió hacia la izquierda, decidió ir también en esa dirección. sintió un gran alivio cuando escucho otro motor, decidió esperar, efectivamente un automóvil se acercaba, se quitó la chaqueta para hacerle señas a lo lejos y que no la embistiera o no parara, el plan funcionó, una camioneta negra detuvo lentamente su paso, bajo su ventana y un hombre joven pero de apariencia recia le pregunto: "¿Que anda haciendo por aquí a estas horas?", a lo que Sandra solo atino a responder: "No sé, estoy perdida", el hombre la invito a subir, y la acerco al pueblo, San Camilo, en el trayecto pudo notar la sangre que tenía en las manos y en su ropa, intento ocultarla del hombre, poco a poco fue recordando, intentando no gritar de emoción al darse cuenta que su ritual había dado frutos, abrió el espejo del carro y se miró, sonrió, la emoción la embargo, ya no lucia como una mujer de 67 años, era toda una adolescente, el trato con el demonio había funcionado, recordó a su esposo y como lo sacrificó, pero tuvo que hacerlo para completar el trato, la emoción la invadía, podía volver a comenzar su vida, soñaba con los lujos y riquezas que ahora si podría tener, quería llegar ya su casa, estaba extasiada, no lo podía creer, le pregunto al joven conductor: "¿Falta mucho para llegar?", a lo que él le contesto: "Nunca vas a llegar, ya tuviste lo que querías, ya vine por ti".