Eran las once de la noche, la
luna no brillaba esa noche, en la mitad del monte no se veÃa nada, solo sombras
y más sombras, se escuchaba algún pájaro, el movimiento de las hojas y ruidos
lejanos, Sandra no tenÃa idea de que estaba haciendo allÃ, estaba intentando
explicarse donde estaba y como salir de allÃ, totalmente aterrada de imaginarse
todo lo que podrÃa pasar, no sabÃa si lo mejor era encontrarse a alguien o no,
el miedo la invadÃa, pero tenÃa que moverse, quedarse quieta era lo peor que podÃa
pasarle, intentaba caminar con las manos al frente y pasos pequeños para no
tropezar con nada, asà siguió por varias horas, subiendo una pendiente, hasta
que por fin escucho un motor a lo lejos, supo que esa era la tura, vio una
lejana luz a su derecha y hacia allà emprendió su camino, alrededor de 30
minutos después encontró lo que parecÃa un camino, ahora tenÃa que decidir para
que lado andar o si lo mejor era esperar, recordó que la luz se movió hacia la
izquierda, decidió ir también en esa dirección. sintió un gran alivio cuando
escucho otro motor, decidió esperar, efectivamente un automóvil se acercaba, se
quitó la chaqueta para hacerle señas a lo lejos y que no la embistiera o no
parara, el plan funcionó, una camioneta negra detuvo lentamente su paso, bajo
su ventana y un hombre joven pero de apariencia recia le pregunto: "¿Que
anda haciendo por aquà a estas horas?", a lo que Sandra solo atino a
responder: "No sé, estoy perdida", el hombre la invito a subir, y la
acerco al pueblo, San Camilo, en el trayecto pudo notar la sangre que tenÃa en
las manos y en su ropa, intento ocultarla del hombre, poco a poco fue
recordando, intentando no gritar de emoción al darse cuenta que su ritual habÃa
dado frutos, abrió el espejo del carro y se miró, sonrió, la emoción la
embargo, ya no lucia como una mujer de 67 años, era toda una adolescente, el
trato con el demonio habÃa funcionado, recordó a su esposo y como lo sacrificó,
pero tuvo que hacerlo para completar el trato, la emoción la invadÃa, podÃa
volver a comenzar su vida, soñaba con los lujos y riquezas que ahora si podrÃa
tener, querÃa llegar ya su casa, estaba extasiada, no lo podÃa creer, le
pregunto al joven conductor: "¿Falta mucho para llegar?", a lo que él
le contesto: "Nunca vas a llegar, ya tuviste lo que querÃas, ya vine por
ti".
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 Opiniones:
Publicar un comentario